Qué tal. ¿Por qué los peruanos somos tan aprovechados e inmisericordes? Solo nos importa el beneficio propio, sin importar que estamos en plena lucha contra un

En ese sentido, enerva y calienta la sangre que 4,212 funcionarios que ganan más de 1,200 soles mensuales, algunos hasta 3,000, hayan recibido las canastas destinadas a gente que realmente cohabita con la necesidad.

Bien la Contraloría por delatar a estos sinvergüenzas. ¿Y qué me dicen de las clínicas que cobran por las pruebas moleculares de Covid-19, pese a que estas son entregadas gratuitamente por el Estado?

Alegan gastos operativos, pero todos sabemos que, en las clínicas, todo te cuesta un ojo de la cara. Lo mismo pasa con varias municipalidades que han hecho el gran negocio con el dinero que el Estado les endosó para la compra y repartición de víveres a sus poblaciones vulnerables. Cárcel para estos burgomaestres sin corazón. Aquí engatusar al prójimo es un deporte nacional.

Como es la familia que montó una falsa campaña de despistaje coronavirus en Caquetá, cobraba 150 soles, y nunca daba los resultados. Un verdadero crimen de sangre que debe recibir su castigo. Y algo que tampoco tiene nombre es el lucro con el oxígeno.

Muertos sobre muertos por la falta de este recurso, cuyo balón llegó a costar hasta 6,500 soles. El Gobierno recién ha entrado a tallar en serio en el tema para salvar a las personas infectadas. Recordemos, también, que unos malditos cibernéticos hackearon la web del Midis y robaron cerca de un millón de soles destinados a los beneficiarios del bono universal de 760 soles.

Así no juega Perú.

Por qué no aprendemos de Kevin Arévalo Gallardo, un reservista sargento primero del Ejército, que encontró una billetera con mil soles de una madre de familia en Cajamarca y, luego de reportarlo a su comando, le devolvió la alegría a la señora.

El agradecimiento de Gloria Fernández Serrano, destacando el noble gesto del militar, vale más que los mil soles.

Esto fue todo por hoy, cierro el Ojo Crítico, hasta mañana.

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