Qué tal! El titular del Minsa, Víctor Zamora, ha expresado que “el país está preparado para enfrentar un posible rebrote del coronavirus” luego del fin de la larga cuarentena en 19 regiones.

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Ojalá, Dios quiera, no lleguemos a esa instancia pandémica porque confirmaría que los peruanos, tercos como una mula, caminamos de la mano con la irresponsabilidad que tiene nombre propio: Covid-19.

La primera alerta ya la hemos visto este miércoles, en el día inicial de la “nueva convivencia social”, con un gentío copando puentes, paraderos, estaciones del Metro, buses, combis y demás modalidades de transporte.

Regresamos a esa Lima, la horrible, con su cielo color panza de burro que todo lo vuelve gris. Y ya salieron los emolienteros y vendedores de comida al paso, a los que -desde el saque- hay que ponerlos en vereda con las normas sanitarias.

Sin ánimo de desconfiar de lo que dice el ministro de Salud ni ser un pájaro de mal agüero, recordemos que no hay oxígeno suficiente para nuestros enfermos y que las camas UCI aumentan de a poquito.

De manera que el consejo, aunque sea de un conejo, es: ¡Cúrate en salud! Eso implica que el grueso de la población se tatúe, en la mente si se quiere, tres cosas de vital importancia que el presidente Vizcarra repite en cada conferencia: Lavarse las manos con jabón, mantener la distancia de un metro como mínimo, y no despegarse de la salvadora mascarilla.

A esto habría que añadir premisas como zafarse de las aglomeraciones y no salir de casa si no hay necesidad, sobre todo los tres grupos vulnerables bien señalados: las personas mayores de 65 años, los niños menores de 14 años y quienes sufren de alguna enfermedad preexistente.

Es fácil echarle la culpa al Gobierno de los terribles números de contagiados y fallecidos que tenemos, pero hagamos una catarsis abrazados a nuestra almohada, teniendo como pregunta principal: ¿Estamos ayudando en la guerra con el mortal bicho? Después me cuentan.

Ah, los espero en mis redes sociales que aparecen abajo. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.

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