, más conocido como “Ñol”, fue un gran jugador de fútbol. Exquisito pasador de balón y francotirador para los penales y los tiros libres. No en balde pasó por Boca Juniors y la League Premier. Y con la Selección siempre la rompió.

No obstante, su vida fuera de las canchas tiene manchas negras, como una pelota. Sería ocioso enumerarlas, pero hay algunas que no lo dejaron bien parado, como la denuncia pública por la apropiación de una casa sin pago de alquiler.

Lo cierto es que Ricardo Gareca le dio la oportunidad de ser su asistente técnico en la Blanquirroja y lo está haciendo quedar mal. Primero porque decepcionó dirigiendo dos selecciones juveniles y, luego, porque la noche del jueves fue detenido por la Policía por encontrarlo en offside, sacándole la vuelta al toque de queda en una reunión, con música incluida.

Su alegato inicial es para llorar: “Los que no se pueden juntar son los que están infectados”. ¿Qué cocha? Para su mala suerte, el propio “Tigre” es patrocinador de la campaña para detener el COVID-19. Sin duda alguna, se impone una sanción pública a “Ñol” por más perdón que haya de por medio.

En tiempos difíciles como estos, los ídolos tienen que dar el ejemplo.

Esto fue todo por hoy, cierro el Ojo Crítico, hasta el lunes.