Qué tal. Pilar Mazzetti no solo cae bien por su versatilidad profesional - recordemos que igual fue ministra en los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García - sino también por su empatía y franqueza para decir las cosas.

Un ejemplo fresquito, que apuntala este perfil de la titular de Salud, es la revelación de que, en el Perú, “como máximo”, tenemos 4 cifra que sí colinda con la cruda realidad y destapa la realidad oculta.

De manera que, dentro del espectro de profesionales para suceder a Víctor Zamora, el nombramiento de Mazzetti de caía de maduro precisamente porque se venía una oleada de contagios luego de la vuelta a la supuesta “normalidad”, que más suena a irresponsabilidad, dado el masivo desacato de la población.

Mañana el Premier Martos va al Congreso en busca del voto de confianza que se le negó a Pedro Cateriano.

Y, seguramente, Mazzetii ya lo instruyó sobre qué quieren escuchar los parlamentarios, pero sobre todo que quiere escuchar ese peruano que está preocupado por su vida y la de sus familiares. El sinceramiento de la cantidad de muertos por el virus es un buen punto de partida, pero cómo cambiar la tendencia es la preocupación que sigue. Y ahí requerimos de la sapiencia de la ministra y del pragmatismo del militar en retiro.

Mazzetti es de la idea de limitar los viajes interprovinciales, volver a la cuarentena los domingos, entre otras medidas de confinamiento focalizado. En ese sentido, el consejo del exministro de Salud, Abel Salinas, cae a pelo: “No podemos seguir haciendo lo mismo ni volver a lo que hacíamos al inicio de la pandemia”.

Veremos que plantea mañana el presidente del consejo de ministros, pero lo cierto es que urgen nuevas medidas y estrategias diferentes para afrontar esta enfermedad que no tiene piedad con nadie, salvo con quienes respetan los protocolos de bioseguridad y no salen por las puras a las calles. He dicho. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.