En el etiquetado de alimentos, es clave diferenciar la lactosa de la sacarosa, ya que cumplen funciones distintas en la nutrición y en la salud.
La lactosa, presente naturalmente en la leche y sus derivados, es un disacárido compuesto por glucosa y galactosa. Su digestión depende de la enzima lactasa, cuya deficiencia puede causar intolerancia. No eleva la glucosa en sangre tan rápido como la sacarosa, el azúcar de mesa.
La sacarosa, derivada de la caña de azúcar o remolacha, se compone de glucosa y fructosa. Se absorbe rápidamente, impactando más el metabolismo y aumentando el riesgo de enfermedades metabólicas cuando se consume en exceso.
En el etiquetado, agruparlas bajo el término “azúcares” puede confundir al consumidor. Diferenciarlas permitiría una mejor elección alimentaria, especialmente para quienes buscan reducir el azúcar añadido sin evitar productos lácteos naturales.
TE PUEDE INTERESAR:
Comer para vivir: ¿Comer arroz o pan frío reduce los almidones?
Comer para vivir: Hidratación natural con frutas y agua de coco
Comer para vivir: Beneficios de comer zanahoria cruda