Resulta peligroso para la institucionalidad estos dimes y diretes que hay en el Poder Ejecutivo. Específicamente entre el primer ministro César Villanueva y la vicepresidenta de la República, Mercedes Aráoz.

Mechita cree que Villanueva, al que tilda de “vacador” de Kuczynski, debió mantenerse al margen del actual Gobierno. Y no pocos le dan la razón, entre ellos el oficialista Juan Sheput, quien incluso le pone el rótulo de “operador del fujimorismo”.

Lo toman como un premio inmerecido que el presidente Martín Vizcarra entregó al exgobernador de San Martín. Sin embargo, el mandatario ha precisado a Aráoz que “el que decide quién es el Premier es él”. Así de claro.

Esto, desde luego, es un cortocircuito entre el jefe del Estado y la vicepresidenta, quien -se supone- debería ser su mano derecha, junto al jefe del gabinete ministerial.

¿Y por qué resulta peligroso? Porque si la cabeza del país anda mal, qué se puede esperar del resto. Los únicos que gozan con esta situación son los que quieren la presidencia y el poder a costa de todo y si eso implica un adelanto de elecciones, mejor.

Nosotros creemos que más que una reunión con Keiko Fujimori, lo que Vizcarra requiere con urgencia es una cita con su vicepresidenta y con la misma bancada para actuar en bloque y no mostrar tanta debilidad.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.