Qué tal.

En el país hay ríos de lágrimas. El Perú está desconsolado. Mucha gente no puede dormir de la pena. A otros se les ha quitado el hambre. No faltan quienes se arrancan los pelos. “¿Y ahora qué será de nosotros?”, se pregunta otro tanto.

Y es que Héctor Becerril, el congresista naranja procedente de Lambayeque, acaba de anunciar –escuchen bien– que se retira de la política. Y esto ya es demasiado. ¿Cómo nos vamos a quedar sin su estampa, sin su voz, sin su verbo; sin el traductor de Keiko Fujimori?

Fuera de bromas, el anuncio de su retirada –en plan de víctima por supuesto– debe ser de lo más cuerdo y acertado que hecho en su vida. “Soy realista, con este cargamontón mediático veo complicado continuar con una carrera política”, alega y su socio Mauricio Mulder le da like.

Y aquí vale preguntarse también cuál ha sido su contribución en el Parlamento Nacional. Desconocemos algún proyecto de ley importante suyo, pero en todo caso más notoria ha sido su retahíla de escándalos y su lenguaje contestatario, sobre todo contra este Gobierno.

Ahora mismo lo acusan de pertenecer a la organización criminal “Los Temerarios del Crimen”, amén de otras perlitas. ¡No se vaya a echar para atrás, señor Becerril!.

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