Qué tal.

Un feminicidio más acaba de consumarse. Y es que esta mañana, cuando se pensaba que estaba en franca mejoría, falleció Eyvi Ágreda, la chica de 22 años que fue quemada en un bus por un sujeto que la acosaba compulsivamente. “Nos están matando”, exclamó con asidero Mari Liss Núñez, jefa del pool de política del diario Correo, al conocer la noticia.

Como Eyvi se negó a acceder a sus requerimientos sentimentales, Carlos Hualpa planeó todo con premeditación, alevosía y ventaja y le malogró la vida prendiéndole fuego en el vehículo. El capítulo final de esta salvajada ocurrió hoy a las 11:15 de la mañana cuando la joven no resistió un shock séptico, es decir una infección generalizada.

Eyvi luchó con todas sus fuerzas durante 38 días y soportó diversas operaciones en el hospital Guillermo Almenara, pero la agresión criminal de Hualpa había hecho mucha mella en su organismo y dejó de existir para dolor de su familia y de todos los peruanos. El propio presidente Martín Vizcarra dijo que este hecho no tiene perdón.

Claro que no lo tiene. El acoso y la violencia contra la mujer deben estar insertos en las políticas públicas para que hallen una respuesta punitiva enérgica que ponga coto a esta retahíla de asesinatos.

Claro que no lo tiene. El acoso y la violencia contra la mujer deben estar insertos en las políticas públicas para que hallen una respuesta punitiva enérgica que ponga coto a esta retahíla de asesinatos.