La posición en la que dormimos influye notablemente en nuestra salud y bienestar general, afectando desde la respiración hasta la postura y la calidad del sueño. Cada postura tiene ventajas y desventajas, y los especialistas recomiendan adaptar ciertos hábitos para optimizar los beneficios de cada una.

Dormir boca abajo. Esta es la posición menos adecuada según los especialistas del sueño, ya que presenta varias desventajas. Puede interferir con la respiración y la digestión, causar tensión en los músculos, especialmente en la región cervical y lumbar, y provocar dolor en la espalda y el cuello. Además, puede favorecer el bruxismo (rechinar de dientes). Si no puedes cambiar de posición, los expertos sugieren utilizar un colchón firme y una almohada muy plana, o incluso prescindir de la almohada.

Dormir de lado o en posición fetal. Esta es la postura más común. Ayuda a prevenir el reflujo ácido, promueve la circulación sanguínea y reduce los ronquidos. Según el Dr. Somers, cardiólogo de la Mayo Clinic en Rochester (Minnesota), y la Sleep Foundation, “hay bastante evidencia de que dormir de costado es probablemente lo mejor”. Dormir de lado elimina la presión sobre los órganos internos y favorece un flujo sanguíneo saludable, siendo especialmente beneficioso para las mujeres embarazadas. Si duermes de lado, se recomienda colocar una almohada entre las rodillas para aliviar la pelvis.

Dormir boca arriba. Esta posición distribuye el peso del cuerpo de manera equilibrada y se considera saludable para el sueño. Alivia la columna vertebral y promueve un sueño reparador. Sin embargo, no es recomendable para personas que roncan o padecen apnea del sueño. Para una postura óptima, coloca un pequeño cojín debajo de las rodillas para evitar tensiones lumbares. En cuanto a la almohada, elige una de tipo acolchado para brindar apoyo al cuello y la cabeza.

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