¡Habla sobrino! Acaba de pasar el aniversario de Lima y no estoy celebrando. Uno de los grandes retos para esta ciudad es lograr un sistema de transporte público formal, integrado y de calidad. ¡Qué lejos estamos! El alcance del Metropolitano, la Línea 1 y los corredores todavía es muy pequeñito frente a las combis y coasters, en su mayoría informales.

A pesar de la importancia de esto no veo mucha voluntad de avanzar. La Línea 2 debió ser entregada en 2020 y recién tenemos 5 de las 27 estaciones proyectadas. Encima, se estima que el Estado pierde 9 millones de dólares por cada mes de retraso de la obra. ¡Maleado!

La Municipalidad de Lima se estuvo oponiendo a que se construya la estación central por el tráfico que generaría y buscó cambiar detalles de ingeniería. Ahora resulta que sí permitirá la construcción, pero de taquito se aseguró la aprobación de otros proyectos que no tienen nada que ver con la Línea 2 ni están planificados en ninguna parte. ¿Potencia mundial? No en el transporte, al menos.

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