¡Sobrino! Por fin la inflación parece estarnos dando un respiro y continúa a la baja. Aunque las cosas siguen caras, ya dejaron de dispararse. Esperemos que esto siga así porque el alza de precios, pese a afectarnos a todos, golpeó más a los más pobres, que destinan una mayor parte de su gasto a alimentarse.

Mis sobrinos de REDES y la Universidad del Pacífico acaban de publicar un estudio que muestra cómo antes de la subida de los precios todos enfrentábamos tasas de inflación similares. Pero, desde mediados de 2021, son los peruanos más pobres los que han pagado más el pato. El colmo de los colmos se dio en Cusco en enero de este año, donde la inflación promedio fue 12% para un no pobre ni vulnerable y 29% para alguien en pobreza extrema. ¡Maleadazo!

¡Por eso es tan importante la chamba del Banco Central, sobrino! Por su buen manejo, nuestro bolsillo no se ha visto tan perjudicado como en otros países. Con precios más estables, los más necesitados sufren menos.

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