¡Habla, sobrino! Otra vez nos toca lamentar una tragedia. Trece mineros han perdido la vida en Pataz a causa de mafias vinculadas a la minería ilegal. Esto no es nuevo, y lo peor es que sigue creciendo porque no hay acciones firmes por parte del Estado. Ya son más de 20 regiones donde esta actividad avanza sin control, aprovechándose de la falta de presencia del Gobierno.
La vida es lo más importante, sobrino, y ya se están perdiendo muchas vidas por la minería ilegal. Pero esta actividad también perjudica a la gente y al Estado, porque no paga impuestos y el dinero que podría destinarse a postas o colegios se pierde. Para colmo, el famoso REINFO sigue siendo un registro para la impunidad, ya que los mineros ilegales continúan operando libremente. Así, el problema se hace más grande.
La situación exige acción. Esto ya no es solo minería, es un negocio ilegal que tiene maquinaria, rutas y dinero que nadie controla. No podemos seguir aceptando que trabajar signifique jugarse la vida todos los días. Eso no es justo para nadie.
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