El pleno abastecimiento del agua potable es un tema vital para millones de peruanos y una deuda pendiente de los distintos gobiernos cuyas promesas de solucionarlo han quedado en nada. La reciente advertencia de Sedapal, respecto a eventuales restricciones del servicio en Lima y Callao por la reducción de las reservas del líquido vital en las instalaciones de La Atarjea y Huampaní, confirma la gravedad de la situación. Y, lo peor, es que la llegada del fenómeno de El Niño y el cambio climático, con altas temperaturas y sequías en algunas zonas, auguran un panorama preocupante, sobre todo si tenemos en cuenta que la capital se encuentra en una zona desértica sobre la que se asienta una inmensa población urgida de servicios básicos. Por ello, el agua debe ser tomada como un problema nacional y ponerse en marcha grandes proyectos para evitar que Lima se quede sin agua y garantizar que esta llegue al 100 % de la población.