Rafael López Aliaga ya es el nuevo alcalde de Lima, una responsabilidad de proporciones que como tal acarrea dedicación, seriedad y el cumplimiento de las promesas de campaña para darle sostenibilidad a la capital peruana como una metrópoli atractativa para el residente y el visitante. El personaje “Porky” fue utilitario como imán de simpatía durante la campaña electoral y, de alguna manera, sirvió para dejar fuera de carrera a Daniel Urresti; ahora lo que la población quiere ver es a un López Aliaga funcional, operativo, que empiece a darle contexto a frases como “Lima, potencia mundial”, “10 mil motos con GPS” y “Hambre cero”, entre otras. El “alcalde de los cerros”, al fin y al cabo, como ha reiterado al momento de jurar al cargo. Ha empezado sacando trabajadores de la MML y anunciando que renegociará los peajes. Ojalá la urgencia de estos pasos esté sustentada porque la gente necesita chamba y hay que incentivar las inversiones.