No faltaba más. Este gobierno, no contento con alejar a los periodistas a empujones para evitar que Pedro Castillo declare un trabalenguas o soslaye algún tema comprometedor, también quiere bajarle la llanta al humor político, que siempre tuvo los mejores editoriales sobre la coyuntura política del país y arrancó sonrisas a los peruanos. En los últimos días, algunos ministros ayayeros han saltado hasta el techo porque, dizque, se incide en la discriminación a la primera dama “Lila” (Carlos Álvarez) en la entrevista de Jaime Chincha. Hemos revisado toda la grabación y, la verdad, no hay tal cosa, simplemente una caricaturización válida de los enredos en que anda metida la pareja presidencial y “la Chota nostra”, como bien tituló César Hildebrandt a propósito de los familiares del mandatario metidos en el Estado y comprometidos con la justicia. En democracia la correa ancha también es importante, máxime si el humor resulta un tubo de escape a tantas vicisitudes.