El Ministerio Público no ofrece garantía alguna, por lo que deben irse todos, desde la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, hasta los fiscales politizados que no logran sentencias contra los corruptos que nos han metido la mano al bolsillo. Sin duda, a dicha entidad, tal como está ahora, le han quedado inmensos los grandes retos de luchar contra la corrupción de manera oportuna y eficiente y, también, la labor de hacer frente a la inseguridad ciudadana que nos golpea todos los días. Si en la cabeza de la institución están que se sacan los ojos, qué se puede esperar de las instancias inferiores a donde llegan los asesinos y maleantes que más tarde son enviados a las calles a que sigan delinquiendo. En la Fiscalía están dedicados a cualquier cosa, menos a cumplir con el rol que tienen de estar al servicio de la ciudadanía. En su momento la justicia definirá quiénes son acá los buenos y quiénes los malos, pero por ahora deberían irse todos y dar paso a sangre nueva y sin cuestionamientos.