“Propiedad en venta”, “se vende esta casa” y “se alquila oficina” son los letreros pintados o colgados en cientos de inmuebles de la capital, en todos los distritos. Si recorremos la avenida Túpac Amaru, por ejemplo, ese es el paisaje, lleno de avisos amarillos en las fachadas. Estos anuncios son un claro indicio de que la economía peruana sigue tocando fondo y que las cifras oficiales de recuperación de la producción y generación de empleo son solo frías estadísticas. Es decir, el ciudadano de a pie no la siente en su día a día, porque sus ingresos son bajos, están congelados, y el costo de vida es alto. No hay dinero para invertir en un negocio o adquirir una propiedad, y todo por la inestabilidad política, con un Gobierno sin rumbo, un Congreso populista que no actúa de acuerdo a los reales intereses de la patria y las autoridades judiciales jugando en pared con el poder de turno. Así no puede funcionar ninguna receta para mejorar la calidad de vida de los peruanos.