Mucha gente se pregunta si el presidente Pedro Castillo no siente vergüenza de que su exsecretario presidencial, Bruno Pacheco; su sobrino, Fray Vásquez Castillo y su exministro favorito, Juan Silva, estén corridos de la justicia como vulgares delincuentes, por los cuales el Programa de Recompensas, muy a su pesar, ofrece S/ 30 mil, S/ 15 mil y S/ 50 mil, respectivamente. Y la respuesta a todas luces es ¡NO! De lo contrario, como el luchador contra la corrupción que se alucina, habría demandado inmediatamente que estos sujetos se pongan a derecho. Lo que pasa es que hay ropa tendida y la vergüenza, en todo caso, también debería dibujarse en su cara por él mismo ya que la Fiscalía lo supone cabecilla de la mafia que repartía obras al mejor postor desde el MTC. El Gobierno, empezando por el ministro del Interior, se ha pegado una descarada lavada de manos tras la fuga de Silva, pero todos sabemos que si el ex titular de Transportes y Comunicaciones y Pacheco cuentan la verdad de la milanesa, el profesor ya no estaría en el poder.