Cada vez que un mal ciudadano de este país compra un celular robado en alguno de esos mercadillos que la Policía Nacional y el Ministerio Público saben dónde quedan pero no hacen nada por erradicar, está llevando a casa un equipo que puede estar manchado por la sangre de su legítimo dueño, pues según cifras que mostramos en esta edición, en lo que va del año hemos tenido que lamentar la muerte de 107 personas en situaciones vinculadas al robo de estos equipos tan codiciados por la delincuencia. Esto sin duda es una tragedia que los peruanos podemos controlar, simplemente dejando de adquirir estos aparatos que una vez robados no tendrían ningún valor si es que no hubiese clientes dispuestos a pagar por ellos. Cuando vemos en los noticieros las imágenes de arrebatos de celulares, todos nos indignamos, sin embargo, existe gente dispuesta a comprarlos para ahorrarse unos centavos a costa de la vida de otros peruanos. Todo mal. La compra de celulares robados debería penarse con cárcel efectiva.