Que la tragedia ocurrida en el Centro Comercial Real Plaza de Trujillo, que dejó 6 fallecidos y más de 80 heridos tras la caída del techo en la zona del patio de comidas, no quede impune. Es preciso que, además del pago de una indemnización a las familias de las víctimas que perdieron la vida y de los que resultaron heridos, algunos con lesiones que marcarán el resto de sus vidas, los responsables de este establecimiento también sean sancionados con todo el peso de la ley. Los funcionarios que brindaron la licencia, sin una adecuada supervisión, también deben ser procesados. Las vidas que se apagaron por esta desgracia no pueden quedar en el olvido. Que esta situación sirva para que las autoridades municipales supervisen los establecimientos comerciales, garantizando que cumplan con todas las medidas de seguridad. Los peruanos tenemos derecho de vivir en entornos seguros, donde podamos disfrutar de una tarde en familia sin el temor de que podemos perder la vida.
