Mucho se habla de la minería ilegal que actúa al amparo de grupos armados que han sembrado el terror principalmente en la provincia de Pataz, en la sierra de La Libertad. Esta gente, aparte de atacar empresas formales y derribar torres de tendido eléctrico, extrae mineral sin ningún control ambiental. Son los reyes de la contaminación de suelos y ríos. Sin embargo, ningún izquierdista o ambientalista dice una palabra al respecto. A los formales los atacan e impiden sus operaciones que dan trabajo del bueno y dejan al Estado millonarios recursos como sucedió con Conga y Tía María, pero a los informales nada, ni un cuestionamiento, con ellos todo está bien. Esto no es más que una muestra de la doble moral de gente que vive, y muy bien, de afectar inversiones extractivas que operan bajo supervisión del Estado. Nunca olvidemos quiénes son, pues en cierta forma también son culpables del hambre y la miseria de muchos peruanos.