Si la mayoría de peruanos, los que buscamos una mejor sociedad, cumpliéramos nuestros deberes, la realidad del país sería otra. Y donde comienza todo es el hogar, donde los niños reciben la primera educación de parte de sus padres, hermanos o familiares cercanos, en la convivencia diaria. Y en segundo orden está la escuela, donde los profesores deben enseñar, además de conocimientos, valores cívicos y morales. Con niños bien formados podemos aspirar a tener mejores ciudadanos y, por ende, mejores profesionales y autoridades que asumirán las riendas del país. Es hora de trabajar, desde abajo, como cuando se cultiva una planta, para que pueda florecer y dar buenos frutos. Si no hacemos eso, qué podemos exigir a nuestros gobernantes que solo parecen trabajar para sus intereses y conveniencias. ¿Y de quién depende todo? De nosotros, los ciudadanos. Hagamos lo que nos corresponde y exijamos que las autoridades hagan lo suyo.