El Poder Judicial ha decidido dejar en libertad al abogado Carlos Wiesse, quien destrozó el carro de uno de los vecinos de su edificio y disparó contra la puerta de su departamento, al acusarlo de haberlo hecho “famoso” cuando hace tres años, al inicio de la emergencia por el COVID-19, lanzó gritos racistas y agraviantes a miembros de la Policía. Con esto queda claro que el juez que tomó esa decisión en lugar de mandar a un penal a este energúmeno, será el único responsable si el sujeto vuelve a atacar a alguna persona y le causa algún daño, pues es evidente que Wiesse –sano o ebrio, drogado o no–, es un peligro para la sociedad y en especial para sus vecinos. Este sujeto, en nuestra opinión, ha debido ir preso de manera preventiva no solo para afrontar su proceso privado de libertad, sino porque nadie puede garantizar que mañana u otro día cometa una acción similar. Tendría que estar aislado en Lurigancho o Castro Castro, pero Wiesse ha tenido la suerte de encontrarse con un juez que no actuó con la firmeza esperada.