Los lo saben todo.

-¿Qué tal, cómo va la chamba? Ahí, señor, luchándola, sobre todo ahora, fregados con pandemia y cuarentena.

-Pero usted no le corre al trabajo pese a que la cosa está brava… No hay otra salida, amigo. Tengo familia, cinco bocas para alimentar, el agua, la luz y las cuotas del carro, entre otros gastos urgentes.

-Lo veo con mascarilla y hasta con protector facial… Y no va a ser, el bicho está por todos lados y uno no sabe la situación del pasajero. En realidad, me protejo y cuido al usuario.

-¿Me imagino que hace taxi con todos los papeles y permisos en regla? Tal cual, señor. No voy a exponerme a las multas. Si no estaría chambeando para la municipalidad y la Policía.

-¿Y ahora, por la crisis sanitaria, los taxistas han subido las tarifas? No sé los que trabajan suscritos a un aplicativo, pero nosotros, mi grupo de wasap, cobramos lo de siempre. Somos conscientes de que todos andamos aguja, chihuán.

-Usted, que a diario recorre la ciudad y conversa con tanta gente, ¿cómo encuentra el ánimo de la gente? Uy. Está agarrando carne. Mire, hay decepción por la falta de vacunas. Ecuador, Chile y otros países vecinos ya están inmunizando a su gente, y nosotros recién tendremos un puchito del antivirus chino la próxima semana. Todos se tiran la pelota y la verdad es que nuestros políticos son la muerte.

-¿Por qué dicen eso de los políticos? Muchos entienden que la pelea entre el Congreso y Vizcarra retrasó la compra de vacunas y ahora andamos por las patas de los caballos. Francisco Sagasti hace lo que puede, pero los demás países ya nos madrugaron.

-¿Y qué opinan los pasajeros de las elecciones, sobre todo de los candidatos presidenciales? En resumen, no creen en nadie porque en su mayoría están devaluados. Las coimas de Odebrecht han salpicado casi a todos. El “Ken” está verde, la “China” solo quiere el poder, el “moradito” es puro floro, Urresti es un impresentable… y así por el estilo. Le repito lo que me dijo un cliente: “la política estará infestada por mucho tiempo, hasta que haya una renovación”.

-Ya voy a bajar, pero antes una última pregunta: ¿Usted se vacunará? Por supuesto, amigo. Quiero seguir viviendo, surcando las calles y ayudando a mi familia. Lo que acaban de leer es una conversación entre un colega del volante y un pasajero preguntón, que más parecía periodista. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Y nos despedidos con el chiste: ¿Cuál es el colmo de un taxista? ¿Cuál? Que se apellide Choque y tenga un hijo en plena pUBERtad. ¡Hasta el próximo miércoles!

TAGS RELACIONADOS