A propósito de la despedida de Barack Obama de la Casa Blanca, el próximo 20 de enero, hay un detalle que no puede pasar desapercibido: el papel fundamental que ha cumplido Michelle Obama, su esposa, en estos ocho años de gestión demócrata.
La valla que le deja a Melania Trump, la mujer del mandatario entrante, es muy alta, empezando por el carisma, que -como sabemos- no se compra a la vuelta de la esquina.
Y es que Michelle, a la sazón abogada de profesión, suma experiencia y trayectoria política, mientras que su sucesora vive a la sombra de Donald, siempre bien vestida por supuesto. Ahí está el detalle.
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