Una de las causas del ocurre por el exceso de peso o una dieta desequilibrada. Esta condición puede causar problemas como fibrosis hepática o cirrosis. El diagnóstico requiere un buen análisis clínico y estudios auxiliares en sangre, para medir las transaminasas hepáticas, y una ecografía.

El tratamiento más aceptado para esta enfermedad es el cambio del estilo de vida, esto significa llevar una dieta que busque la reducción de peso e incrementar la actividad física. Es importante recordar que la dieta debe ser personalizada, ya que si la pérdida de peso es muy rápida solo se consigue acumular más grasa en el hígado.

Se recomienda una pérdida de peso gradual, a un ritmo de 2kg a 4kg al mes, y para lograrlo lo primero es retirar las bebidas con alcohol, bebidas con azúcar añadida, los jugos de fruta, batidos, extractos de fruta o verdura, reducir las grasas en general, frituras, y tener un horario disciplinado de las comidas (no picotear).

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