El sodio es un mineral esencial para el funcionamiento del cuerpo, pero su consumo excesivo puede traer serios problemas de salud. La sal de mesa es la principal fuente de sodio en la dieta, y cuando la ingerimos en exceso, el cuerpo retiene más agua, aumentando la presión arterial. Esto puede derivar en hipertensión, un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, como infartos y accidentes cerebrovasculares.

Además, el exceso de sodio afecta a los riñones, ya que deben trabajar más para eliminarlo, lo que aumenta el riesgo de cálculos renales e insuficiencia renal. También puede debilitar los huesos, favoreciendo la osteoporosis.

Para reducir su consumo, evita los alimentos ultraprocesados, prefiere condimentos naturales y revisa las etiquetas. El paladar se adapta con el tiempo a menos sal. ¡Pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia en tu salud! 

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