Terremoto en Ecuador: El país tendrá que volver a reconstruirse tras sismo
Terremoto en Ecuador: El país tendrá que volver a reconstruirse tras sismo

, una de las ciudades ecuatorianas más golpeadas por el , parece una ciudad bombardeada y se siente el olor a muerte. Los edificios se siguen desplomando, el número de muertos continúa creciendo y no hay agua potable ni energía eléctrica. Desde el pasado sábado la gente no duerme en sus casas, pues temen otro movimiento telúrico fuerte. Viven aterrados por las constantes réplicas.

La tarde de ayer se rescató el cuerpo de un comerciante de telas, Ángel Vicente Figueroa Arias (63), quien llegó a esta ciudad el pasado viernes procedente de Guayaquil y estuvo hospedado en el hotel El Gato. Su esposa, Gloria Caycho, y sus hijos llegaron para reconocer el cuerpo. “Diez minutos antes del  hablé con él por teléfono. Después volví a llamarlo y ya no me contestó”, dijo la señora Gloria derramando lágrimas.

OLOR A MUERTE

Los trabajos de rescate continúan en al menos cinco puntos específicos de esta ciudad, donde el olor es nauseabundo, pues se teme que hay cuerpos en estado de descomposición por el fuerte calor que supera los 35 grados. El lunes, en la mañana, milagrosamente fue rescatado con vida, después de dos días, el administrador del hotel El Gato, Pablo Córdova. “Él nos ha proporcionado ayuda valiosa para seguir buscando más víctimas”, declaró a OJO el comandante Carlos Cevallos, responsable de la Comisión de Tránsito de Ecuador.

Explicó que por ahora se están removiendo los escombros de los edificios colapsados en busca de víctimas y más adelante, en una segunda etapa, se tendrá que derribar todas las infraestructuras dañadas, como bancos, hoteles, cooperativas, galerías comerciales, Palacio de Justicia, la sede del Seguro Social, entre otros. Es que todo el centro de la ciudad está destruido.

DOLOR Y PILLAJE

Además de los rescatistas, obreros y maquinistas, son pocas personas las que ingresan a esta zona para recuperar sus enseres. La señora Glora Menéndez vivía en el quinto piso de un edificio y ha sacado sus camas, cocina, muebles, entre otros artículos, para ir a la casa de su padre, a las afueras de la ciudad.

“Se ha ido el esfuerzo de toda una vida”, dice el soldador Wilton Sánchez, quien perdió sus equipos aplastados en una tienda cuando reparaba una puerta enrollable. “Yo apenas pude escapar corriendo a la calle. Vi como se desplomaban los vidrios”, dijo.

En medio de los trabajos se desatan trifulcas porque hay gente que se aprovecha de la desgracia para robar. Hombres, con machete en mano, y agentes policiales tienen que retirar o intervenir a estos sujetos que se desplazan en motos o a pie, en grupos.

MILAGRO

La casita de techo de calamina quedó completamete destruida por la caída de paredes de concreto de un edificio contiguo, pero la pequeña habitación donde estaba en su silla de ruedas el pequeño Sandhers, un chico con discapacidad total, quedó intacta. No cayó ni un solo ladrillo sobre él. Su madre, Sandra Velásquez, y su abuelo Homero Velásquez están asombrados y no se cansan de agradecer a Dios por este milagro. “Siempre he rogado a Dios para que lo cuide”, dice don Homero. Ellos lo había dado por muerto, después de haber escapado a la calle para salvar sus vidas.

Otras personas, como el joven José Antonio, quien lleva en brazos la imagen del Divino Niño Jesús, también agradecen a Dios por tenerlos con vida después de esta tragedia.