En Nueva York, donde habitan más de tres millones de migrantes, las tasas de vacunación en las comunidades so una de las más bajas. (Foto: EFE)
En Nueva York, donde habitan más de tres millones de migrantes, las tasas de vacunación en las comunidades so una de las más bajas. (Foto: EFE)

En , uno de los vecindarios más afectado por el es Corona. Según datos oficiales, menos del cinco por ciento de la población pobre e inmigrante de clase trabajadora había recibido al menos una dosis de la vacuna.

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Es el caso de Flora Pérez, una migrante que vende frutas y quien hace dos semanas espera una cita para llevar a vacunar a su padre de 82 años. “Es muy, pero muy difícil. No hay nada disponible”, comentó Pérez, de 58 años, al New York Times, mientras metía tomates verdes en bolsas de plástico en su puesto ubicado en el vecindario Corona.

Por otro lado, en la zona adinerada de Upper East Side en Manhattan, esa cifra de vacunados había llegado al 28 por ciento, esto refleja que en Estados Unidos la distribución de la vacuna ha evidenciado desigualdades igual de preocupantes que la cifra de muertes por la pandemia, quedando en desventaja las personas de raza negra, los latinos y los más pobres.

En la ciudad de Nueva York, en donde habitan más de tres millones de migrantes, las tasas de vacunación en las comunidades que están esparcidos por los cinco distritos son de las más bajas de la ciudad.

Según datos oficiales, menos del cinco por ciento de la población pobre e inmigrante de clase trabajadora había recibido al menos una dosis de la vacuna. (Foto: EFE)
Según datos oficiales, menos del cinco por ciento de la población pobre e inmigrante de clase trabajadora había recibido al menos una dosis de la vacuna. (Foto: EFE)

Para detallar más sobre la desigualdad de las vacunas en varias poblaciones de inmigrantes, The New York Times entrevistó a 115 personas que viven en barrios caracterizados por esta población y como resultado la entrevista evidenció que la mayoría presenta obstáculos tecnológicos y lingüísticos.

Otras personas desconocían que habían lugares cercanos para vacunarse, otros de los inmigrantes, señalaron que sentían desconfianza del sistema de salud y miedo por la eficacia de la vacuna, fomentado por las noticias y las redes sociales.

El tiempo también es uno de los obstáculos más grandes de las familias que primero anteponen sus deberes, así lo confirmó Waverly Dong, de 22 años, quien comentó al diario estadounidense que cuatro de sus familiares trabajaban en un super mercado de la comunidad china y por el Año Nuevo Chino no habían tenido tiempo suficiente para inscribirse en el padrón para la vacuna.

Jatinkumar Rasikbhal Patel, de 30 años, originario de India, quien trabaja en una bodega en Sunset Park dijo que las limitaciones de tiempo le han impedido inscribirse para participar en las jornadas de vacunación. Expresó que, “trabajo los siete días de la semana” y agregó que luego encontrará el tiempo para conseguir una cita, “cuando todo sea más fácil”.

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