Son más de 12,600 mujeres que limpian 800 localizaciones de la megaurbe africana, considerada una de las ciudades más sucias del mundo. (Foto: Efe)
Son más de 12,600 mujeres que limpian 800 localizaciones de la megaurbe africana, considerada una de las ciudades más sucias del mundo. (Foto: Efe)

Las calles y carreteras de Lagos, una ciudad de Nigeria, en , permanecen limpias gracias a 12,600 mujeres barrenderas que antes de iniciar su jornada diaria rezan y piden a Dios por un día más de vida, pues la limpieza en la urbe de más de veinte millones de habitantes se ha convertido en una faena peligrosa debido a la y atropellos en las carreteras.

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Las barrenderas antes de comenzar su labor se reúnen en las calles para rezar juntas y pedir que se aleje la muerte o algún accidente. Así lo comenta a la agencia Efe Fausat Oladehinde, una abuela y barrendera de 70 años, quien además añade que es “consciente de los casos de quienes han muerto atropelladas”.

Según la agencia de noticias, la mujer viste un clásico traje naranja usado por el cuerpo de limpieza de Lagos, la capital económica de Nigeria y añade en la entrevista que " lo primero que hacemos cada mañana todas las (barrenderas) de mi grupo es rezar juntas contra la muerte o un accidente”. Asimismo, comenta que no esta en sus planes dejar el trabajo a pesar de su avanzada edad pues esta “acostumbrada al trabajo” y es su único sustento para mantenerse.

Oladehinde forma parte de un “pelotón” de unas 12,600 mujeres que limpian 800 localizaciones de la megaurbe africana, considerada una de las ciudades más sucias del mundo.

Según datos de LAWNA, 57 barrenderos murieron en acto de servicio en tres años (de 2007 a 2010) debido a conductores imprudentes. La cifra actual sería mucho más alta. (Foto: Efe)
Según datos de LAWNA, 57 barrenderos murieron en acto de servicio en tres años (de 2007 a 2010) debido a conductores imprudentes. La cifra actual sería mucho más alta. (Foto: Efe)

Por otro lado, solo 1,400 hombres trabajan como barrenderos. Esto representa un 10% del pelotón, según datos e la Autoridad de Gestión de Residuos del Estado de Lagos (LAWNA), la entidad municipal que les subcontrata y que, en último lugar, se responsabiliza de su seguridad.

Asimismo, se sabe que las barrenderas limpian principalmente las carreteras, puentes y algunas calles de la metrópolis. “Son una parte muy importante de nuestros éxitos en el área del medioambiente”, afirma Kazeem Akeem, jefe de distrito de LAWNA en el centro de Lagos, a la agencia Efe.

En 2019 el cadáver de una barrendera, Folashade Ogunniyi, fue hallado en una laguna tres días después de que un conductor se diera a la fuga tras atropellarla en el Tercer Puente Continental, que conecta la isla de Lagos con el continente. Presuntamente el infractor arrojo el cuerpo al agua.

Hace algo más de tres semanas, según Akeem, se produjo el último atropello mortal: mismo suceso, mismo desenlace y otro sospechoso que se dio a la fuga, solo que en esta ocasión el choque ocurrió en la autopista que conecta Lagos y Dakar en Senegal.

Según datos de LAWNA, entre los años 2007 y 2010, 57 barrenderos murieron en servicio debido a conductores imprudentes. Y bien es cierto que la cifra actual sería mucho más alta.

CONTAMINACIÓN

A pesar de los riesgos de la temeraria labor de limpieza en las calles y carreteras de Lagos en Nigeria, muchas mujeres aún continúan enfundándose en sus trajes naranjas y junto a sus escobas de paja salen con diligencia a las calles para continuar trabajando y seguir teniendo una fuente de ingresos segura.

La barrendera viste un clásico mono naranja usado por el cuerpo de limpieza de Lagos, la capital económica de Nigeria. (Foto: Efe)
La barrendera viste un clásico mono naranja usado por el cuerpo de limpieza de Lagos, la capital económica de Nigeria. (Foto: Efe)

Sin embargo, muchos problemas de salud han comprometido su labor pues el polvo causa malestares en sus ojos y pulmones. Así lo cuenta Adijat Abiodun, una barrendera de 31 años quien despierta antes de las cinco de la mañana, hora a la que tiene que salir de su casa en la zona comercial de Iponri.

“Mi única preocupación son los problemas (de salud) que el polvo puede causar a los ojos y los pulmones, además de la muerte de algunas compañeras en accidentes de tráfico”, confiesa Abiodun a la agencia Efe. Por lo demás ella se encuentra gradecida por su pago de 25,000 nairas al mes, casi 65 dólares americanos.

Abiodun es madre y junto a sus compañeras meditan sobre la muerte una vez ocurrido algún accidente en la carretera pues, “aunque LAWMA hace todo lo posible en términos de compensación (por fallecimiento), una vez alguien se ha ido, se ha ido”, afirma.

Por su parte, Oladehinde, mucho más anciana, reconoce que a veces enferma por la constante exposición al polvo y deber acudir al hospital, pero lo que más le molesta es que su esfuerzo por limpiar la ciudad de Lagos sea en vano, pues aún existen muchos nigerianos que tiran basura constantemente en las calles sin tener algún tipo de consideración por las mujeres barrenderas.

“Es muy común que la gente arroje basura a la carretera en cuanto la hemos limpiado. Tienes que volver y barrer de nuevo. Es un gran desafío, pero tenemos que dejar limpio todo ese sitio”, se lamenta.

Heroínas del medio ambiente

La gigantesca ciudad de Lagos genera unas 13,000 toneladas de residuos cada 24 horas, según LAWNA, quién también indica que solo el 40% de esos desechos son recolectados por el gobierno municipal.

Según Akeem, estas barrenderas -a las que considera “heroínas del medioambiente”- tienen un seguro médico y la agencia gubernamental paga con prontitud sus indemnizaciones en caso de muerte o de sufrir un accidente en servicio.

Pero, las heroínas muchas veces se han sentido menospreciadas por muchos nigerianos que no consideran su grandiosa labor: “La gente tiene que cambiar la percepción que tienen de las barrenderas. Estamos haciendo un gran trabajo. Estamos ayudando a la sociedad. Nadie nos debería menospreciar”, dice a Efe, Biodun Kogbodoku, de 49 años y madre de dos hijos.

La agencia Efe detalla que mientras las barrenderas rezan, miran también a todos lados para asegurarse de que no vienen automóviles por la autopista:

“Soy una barrendera orgullosa, ayudo a limpiar la ciudad. Es lo que digo donde quiera que voy”, insiste Kogbodoku, cansada de que la miren por encima del hombro.

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