Stalin y Hitler tienen grandes similitudes con Putin, como su odio por los ucranianos y su deseo de apoderarse de sus tierras.
Stalin y Hitler tienen grandes similitudes con Putin, como su odio por los ucranianos y su deseo de apoderarse de sus tierras.

Con el ejemplo de Adolf Hitler y Josef Stalin, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, muestra hoy las garras al mundo al invadir Ucrania a sangre y fuego, confiado en que las “democracias” poco harán algo contra él, porque le temen a su aparato militar y ven al mercado ruso con codicia.

Bajo el manto del teórico militar prusiano Karl von Clausewitz, Hitler, Stalin y Putin entienden que “constituye un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad”.

Y, salvo discursos, Occidente va acatando la voluntad de Putin, no impide su avance con firmeza, como antes lo hizo complaciente con temblorosa mano blanda ante los genocidas Hitler y Stalin.


Paz con Hitler

Hitler usó las armas para invadir Checoslovaquia, la zona de los Sudetes (habitada por alemanes, como Putin inició la guerra en Ucrania invadiendo la zona rusófila), y el mundo “democrático” quedó callado.

Entonces, en 1938, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, obtuvo el compromiso de Hitler de una nueva época de paz y que no habría más conquistas.

El mundo “democrático” respiró por la paz, cuando solo había un compromiso envenenado. Y un año después, Alemania inició la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia en septiembre de 1939. Y no hubo otra salida que el enfrentamiento con la Segunda Guerra Mundial.

En 2014, Rusia tomó Crimea ucraniana y también se comprometió luego a la paz (Pacto de Minsk) y ante un Occidente paralizado, más preocupado por hacer negocios con Moscú, tras benignas sanciones económicas en 2022 los rusos iniciaron la invasión total a Ucrania. Y esta nueva invasión, ya con un ataque total, solo se responde con palabras y nuevas sanciones económicas que, una a una, van siendo contrarrestadas como las anteriores.


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El Pacto ruso-alemán facilitó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.


Compromiso con Stalin

En febrero de 1945, en la conferencia de Yalta (Crimea), Stalin se comprometió a que, culminada la Segunda Guerra Mundial, habría elecciones libres en toda su zona de influencia en Europa.

Solo meses después, la tomó por completo esos países europeos, impuso dictaduras sometidas a Moscú, y libertad no hubo ahí ni por asomo. Y Occidente nada hizo, solo cayó temerosa ante los soviéticos armados con bombas nucleares y a la vez sus socios en el reparto del mundo.

Putin habla de democracia y, como Stalin (el rey de los asesinatos por encargo y los gulags), apunta a opositores que van presos cuando tienen suerte (como Alekséi Navalni, hoy), porque los desafortunados acaban muertos por sicarios como la periodista Anna Politkóvskaya (2007) o envenenados como Alexander Litvinenko (2006), por citar solo dos de los casos más sonados.


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Para conocer un poco a Stalin, este interesante video nos relata las grandes purgas (1936-1938), en que en juicios farsa se deshizo de quienes en el Partido Comunista cuestionaban su régimen del terror en la Unión Soviética.



Ucrania, en la mira

Putin invade hoy Ucrania y no tiene miramiento alguno. Hasta cuando bombardea hospitales y asesina a civiles, su régimen busca justificarlo.

El bombardeo que días atrás dejó al menos tres muertos en un hospital pediátrico del puerto ucraniano de Mariúpol fue una “provocación puesta en escena” por Ucrania, aseguró a los medios el portavoz del ministerio ruso de Defensa, Igor Konashenkov.

Antes, Stalin tampoco tenía buenos sentimientos hacia Ucrania y al tomar el poder absoluto, muerto Lenin (quien sí respetó la autodeterminación de los ucranianos y su independencia), se dedicó a aplastar a la nación ucraniana para someterla a la Gran Rusia stalinista.

Entre 1932 y 1933, Stalin ordenó matar de hambre a la población de Ucrania, en un genocidio llamado Holodomor. La Enciclopedia Británica calcula que murieron ahí entre 4 y 5 millones de ucranianos, en “castigo” por no aceptar la colectivización forzada de tierras. Y es que al dictador georgiano nadie podría darle la contra y a la vez mantener la vida o la libertad. Otros hablan de 7 millones de muertes y Occidente calló y nada hizo con Rusia.


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El Holodomor, genocidio ucraniano a manos de la Rusia de Stalin nunca debe olvidarse:

Hitler, quien poco antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial firmó con Stalin un pacto de no agresión para repartirse Polonia, también aplicó “mano dura con Ucrania”.

Al invadir Ucrania, entre 1941 y 1944, las tropas de la Alemania nazi esclavizaron a la población, robaron cosechas y a alrededor de 1,5 millones de judíos se los persiguió, deportó y asesinó cuando se implementó la llamada “solución final”.

Putin hoy también busca su “solución final” en Ucrania, no con asesinatos en masa que el mundo no toleraría, pero sí con la desmembración del país, al exigir apoderarse definitivamente de la invadida Crimea y crear los “estados” rusófilos títeres de las “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk, que en los hechos pasarán a formar parte de la Gran Rusia que busca reconstruir al estilo de los tiempos de Stalin, a quien admira. (LAJB)


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