Secuestran a cuatro loros. (Foto: YouTube)
Secuestran a cuatro loros. (Foto: YouTube)

El secuestro de cuatro loros, por los que , puso en alerta a la Policía y a los cuidadores de los con el temor de que acabaran con la vida de las aves.

Este hecho delictivo ha ocurrido en Sabadell (Barcelona, España), de madrugada, cuando raptaron a Yumba (23 años), Coco (9), Bartolo (4) y Charlie (2). El secuestro de los loros causó pesar en los miembros de la asociación animalista que los cuida con amor.

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Todo se desencadenó el jueves 8 de diciembre por la mañana, cuando Elisenda Batallé, psicóloga especializada en aves y una de las dos trabajadoras del centro Emplumados Club (una que trabaja para el bienestar de loros en cautividad) llegó al local que tienen en el barrio de Gràcia de Sabadell y se encontró con la puerta de entrada reventada.

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Enseguida se preocupó por los cuatro loros que habían pasado la noche en el recinto: dos guacamayos azules y amarillos (Yumba y Coco), una especie que proviene de Latinoamérica, y dos yacos de cola roja (Bartolo y Charlie), originarios del Congo y en peligro crítico de extinción. Los cuatro habían desaparecido.

Incluso recibieron una llamada de los secuestradores, con la voz distorsionada, advirtiéndoles de que las aves estaban en su poder.

Aviso del robo de los loros con el que se logró ayuda.
Aviso del robo de los loros con el que se logró ayuda.



Loros con problemas conductuales

“Estéticamente no tienen la mejor imagen. Padecen problemas conductuales [fueron rescatadas por la Asociación Protectora de Animales Exóticos de Catalunya] y tienen mucho picaje. Una de ellas solo cuenta con plumas en la cabeza”, explicó al diario español La Vanguardia María Figuerola, la otra trabajadora de la asociación y bióloga de formación. No obstante, el cuarto loro, Bartolo, sí tenía mucha más salida en el mercado.

De inmediato presentaron una denuncia ante los Mossos d’Esquadra, que enviaron a la científica en busca de posibles huellas, aunque no encontraron ninguna: los ladrones llevaban guantes. También dieron aviso a los vecinos mediante carteles.

En un primer momento pensaron que el robo quizás no había sido premeditado, que los ladrones habían entrado buscando otra cosa, se habían topado con los animales y habían decidido llevárselos. Pero una llamada misteriosa que recibieron ese mismo jueves al mediodía les cambió la perspectiva.

Llamaron para pedir dinero, gente que les estaba intentando extorsionar.


Vendieron a uno de los loros

Pocas horas después de la desaparición de las aves, algunos vecinos que residen cerca del inmueble de la asociación (próximo a la Zona Hermética de Sabadell) que se habían implicado mucho con el caso y se mueven -por decirlo de alguna manera- en ambientes algo turbios (conocen los lugares donde se suelen hacer este tipo de transacciones ilegales), les informaron de que los ladrones ya habían vendido al loro que tenía mejor presencia.

Este loro yaco fue el último en ser recuperado.
Este loro yaco fue el último en ser recuperado.

“Habían sacado 220 euros por él”. Si alguien acude a un criadero, cuenta María, puede obtener un ave como esa por unos 1200 euros, pero en el mercado clandestino el precio es más bajo.

Aseguraban, efectivamente, que sabían que lo habían vendido, pero también a quien. “Nos dijeron que conocían la identidad de los ladrones, dónde estaban las otras tres aves y que intentarían traer de vuelta a todas ellas. Evidentemente, nosotros no les preguntamos cómo habían obtenido la información. Todo lo contrario, les dimos las gracias”.

Primero trajeron de vuelta al primero. Era Coco, el guacamayo de 9 años. Le habían arrancado la cola durante el robo y venía muy cansado y hambriento. “Ahí respiramos algo. Vimos que efectivamente sabían dónde estaban, y teníamos esperanzas de recuperar a los otros tres”.


¿Qué pasó con los otros loros secuestrados?

Más tarde llegaron otros dos. Yumba (23 años), el otro guacamayo, y el joven Charlie (2), uno de los dos yacos. Quedaba un cuarto –Bartolo (4 años)- que los ladrones habían conseguido vender.

“Era el que nos temíamos que quizás no volveríamos a ver. Es un ave muy sociable y parlanchina. Los yacos son los que más hablan de entre las diferentes especies de loro”, indicó.

Pero los vecinos fueron capaces también de traerlo de vuelta.

“Fue una alegría inmensa cuando tuvimos a los cuatro juntos otra vez”, recuerda María. Dos de ellos (Coco y Charlie) han tenido que pasar por el veterinario, pero están bien.


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