Salió de Afganistán para refugiarse en Ucrania y ahora huye de nuevo, esta vez de los invasores rusos.
Salió de Afganistán para refugiarse en Ucrania y ahora huye de nuevo, esta vez de los invasores rusos.

De una guerra a otra, un refugiado afgano en Ucrania huye a Polonia ante el avance ruso sobre suelo ucraniano. Y de refugiado en Ucrania pasará a ser refugiado en Polonia.

Este es el caso de Ajmal Rahmani, quien salió de Afganistán hace un año, huyendo de los talibanes, pensando que iba a encontrar la paz en Ucrania, pero ahora huye de nuevo hacia Polonia, junto a miles de refugiados, por el avance ruso.

“Hui de una guerra, y me veo en otra. No he tenido mucha suerte”, se lamenta este afgano de unos cuarenta años, que acaba de llegar a Polonia junto a su mujer Mina, su hijo Omar, de 11 años, y su hija Marwa, de siete, que no se separa de su perro de peluche marrón.

Esperan junto a otros refugiados en el puesto fronterizo de Medyka a los autobuses que tendrán que llevarlos hacia el centro de acogida en la ciudad vecina de Przemysl.

Además de ucranianos, entre los de otras nacionalidades, estudiantes o trabajadores que viven en el país: Afganos, congoleños, marroquíes, indios, ecuatorianos o nepalíes.


Dura historia

“Trabajé diez años para la OTAN en el aeropuerto internacional de Kabul”, explica Rahmani, originario de la capital afgana.

Rahmani decidió abandonar su país cuatro meses antes de la partida de los estadounidenses porque sentía que su vida corría peligro.

“Recibía llamadas telefónicas donde amenazaban de muerte a mis hijos. Lo dije en el trabajo, pero nadie quiso escucharme, nadie quería ayudarme o darme un visado”.

Así que se exilió en Ucrania, el único país que lo acogía, y se instaló en la ciudad costera de Odesa (suroeste), en el mar Negro.

“Tenía una buena vida en Afganistán, una casa, coche, un buen sueldo. Lo vendí todo, lo perdí todo”, afirma, “decidí marcharme por mis hijos, mi familia, por su educación”.


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