Magaly Moro

Armando (55 años, Villa El Salvador). Doctora Magaly, me siento utilizado y humillado. A pesar de tener todo lo material y estar económicamente bien, no me siento feliz.

Vivo con Mirian desde hace 4 años. Al inicio todo iba bien, pero desde que yo he dejado de trabajar por problemas de salud, siento que mi mujer ha sacado su verdadera personalidad. Es muy mandona y quiere que yo solo haga las cosas de la casa, ahora que es ella la única que trae dinero al hogar. Yo no tendría problema, porque considero que es lo ideal. Si ella trabaja afuera yo debo hacer los quehaceres, pero siento que está exagerando en algunas cosas. Por ejemplo, quiere que le lleve la comida a la cama y luego me retire a seguir limpiando. Ni siquiera desea que almuerce a su lado, porque según ella apesto a lejía. Cómo no voy a oler así si todo el día me tiene de empleado.

Además ha optado por llamarme Peter o Hiro como los mayordomos de “Al fondo hay sitio”. Eso me fastidia y no sé si se da cuenta. Hace una semana, estaba realizando mi limpieza, pasó y tiró la envoltura de su galleta. La miré indignado, pero ella se rio. Realmente me hace sentir muy estúpido. La amo demasiado, pero detesto que me trate como su sirviente. Yo puedo estar a cargo de los quehaceres del hogar, pero tampoco voy  a hacer todo. Ella debería ayudarme, ya que ni siquiera me doy abasto. Ni tiempo tengo para salir a pasear. Necesito su consejo, ¿qué hago?, ¿debo separarme?

OJO al consejo

Querido Armando, entiendo tu fastidio y desesperación ante esta situación. Sin embargo, siento que es algo que todavía pueden solucionar para salvar su relación. Quizás deberías ser claro y decirle que sus bromas o ciertas actitudes te están molestando y afectando. Si realmente te ama, va a buscar mejorar esos aspectos. Recurre al diálogo. Mucha suerte.