Magaly Moro

Brenda (38 años, Breña). Doctora Magaly, tras firmar los papeles de divorcio comencé a tener citas de nuevo con chicos que conocía por aplicaciones. Al final, no congeniaba con ninguno y terminaban siendo un contacto más en mi lista.

Disfrutaba mi vida en una pequeña casa con mis perros, Moreno y Judas. Su compañía era casi suficiente para mantener mi soledad. Sin embargo, hace unos meses conocí a Juan David.

Mientras charlábamos, me enteré de que tenía 40 años, que jamás había estado casado y que era “padre” de una perrita llamada Aitana, a quien adoptó. Me encantó ese último detalle. Salimos un par de veces, nos gustamos tanto que no podíamos dejar de hablar por las redes sociales. Vernos era complicado por nuestro trabajo, pero él buscaba siempre la forma.

Hace una semana, él me propuso que viviéramos juntos. “Siento que te conozco lo suficiente y ya somos adultos como para perder el tiempo”, me dijo. Yo no pensé mucho y acepté. Tomé lo poco que tenía en casa y me fui junto a mis perros a su departamento. Eso fue una terrible decisión. Desde que llegamos, su perra nos miró horrible y mis perros no se quedaron atrás. Se empezaron a pelear y ladrar muy fuerte. Muy incómoda, cogí mis cosas, mis animales y volví a mi casa. Juan me rogó que volviera, pero no podía permitir que nuestras mascotas se enfrentaran de nuevo.

Doctora, realmente él y yo queremos vivir juntos, pero nuestros animalitos no se soportan, ¿qué hago?

OJO al consejo

Brenda, la situación es complicada pero creo que puede tener solución. Antes de volver a intentarlo, preparen a sus mascotas. Por ejemplo, salgan a caminar al parque cada uno con sus perritos para que convivan de a poco. Quizás el error fue juntarlos de un día para otro. No desesperes. En caso se complique pueden recurrir a un entrenador de animales. Suerte.