En un mundo donde los niños están cada vez más expuestos a situaciones de vulnerabilidad, es esencial brindarles herramientas que promuevan el autocuidado emocional y físico. Enseñarles estrategias para identificar, reconocer, proteger y respetar su cuerpo, además de establecer límites saludables y detectar situaciones de peligro, no solo los empodera, sino que también fortalece sus habilidades para crear relaciones sanas y seguras.

A propósito del regreso a clases, y como una manera de reforzar el desarrollo integral de los más pequeños en casa y en el aula, María del Pilar Vicente, psicóloga perinatal y creadora de herramientas educativas para las familias, pone énfasis en el autocuidado a través del respeto por uno mismo y por los demás, la importancia del consentimiento y de la capacidad de identificar situaciones riesgosas. “Un niño que conoce su cuerpo es un niño que entiende que nadie puede transgredir su espacio físico o emocional, es un niño preparado para pedir ayuda ante cualquier eventualidad”, asegura la también especialista en educación sexual infantil.

Las bases del autocuidado físico y emocional

Reconocer y respetar el cuerpo: Enseñar a los niños los nombres correctos de las partes de su cuerpo es el primer paso para que comprendan la importancia de protegerlo. Uno no puede cuidar aquello que no conoce.

Establecer límites claros: Deben aprender que tienen derecho a decir “no” si alguien los hace sentir incómodos. La capacidad de esta afirmación y aceptar el “no” de los demás fomenta relaciones basadas en el respeto mutuo.

Autocuidado en el entorno digital: En un contexto donde los niños tienen acceso temprano a dispositivos electrónicos, es crucial supervisar y guiar su consumo digital. “El 85% de los casos de abuso sexual infantil suceden en el entorno familiar y, cada vez más, a través de plataformas digitales. Es imperativo educar a los niños en hábitos digitales saludables”, recalca María del Pilar Vicente.

El rol de los padres en la prevención Los padres desempeñan un papel fundamental en la enseñanza del autocuidado. Desde la infancia, deben fomentar una comunicación abierta y sincera, respondiendo preguntas con la verdad adecuada para la edad del niño y para su desarrollo emocional; apoyándose en herramientas como cuentos, canciones o actividades lúdicas. De esta forma, los niños verán a sus padres como referentes de confianza, lo que refuerza su seguridad al enfrentar desafíos.

Beneficios del autocuidado en los niños Incorporar estas enseñanzas desde una edad temprana tiene múltiples beneficios:

  • Reducción de riesgos: Un niño educado bajo el autocuidado y la prevención sabrá reconocer situaciones de peligro y solicitará ayuda a tiempo, logrando frenar cualquier situación.
  • Relaciones más sanas: El pequeño podrá desarrollar vínculos basados en el respeto y el consentimiento, lo cual le permite reconocer de qué está compuesto un vínculo sano.
  • Mejor toma de decisiones: Con información adecuada, los menores pueden retrasar el inicio de actividades sexuales y disminuir riesgos como embarazos adolescentes.

Un llamado a la acción para las familias La prevención es una labor conjunta entre padres, educadores y especialistas. Según UNICEF, uno de cada cinco niños en el mundo sufre algún tipo de abuso sexual. Es posible reducir estas cifras con educación preventiva. “Si los padres se convierten en una fuente confiable de información y guía, los niños estarán mejor preparados para enfrentar el mundo”, asegura Vicente.

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