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Si es utilizado adecuadamente, el condón alcanza un 98% de efectividad para prevenir embarazos, según la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, somos humanos y esa cifra ideal baja dramáticamente por nuestras equivocaciones. Un estudio del Instituto Kinsey, de la Universidad de Indiana, puso al descubierto varias fallas de los usuarios.

Muchos individuos que participaron en la investigación dijeron que se ponían el condón solo cuando estaban cerca a la eyaculación. El gran error de estas personas fue no tomar en cuenta que durante el acto hay un intercambio de fluidos. El líquido preseminal también puede llevar espermatozoides capaces de fertilizar un óvulo. Además, tener sexo sin condón aunque sea por un momento facilita la transmisión de las ETS.

Otros descuidos y desaciertos comunes fueron el desenrrollar el condón antes de colocarlo en el pene, no desenrrollarlo totalmente y no dejar espacio en la punta para depositar el semen. Asimismo, un importante grupo dijo haber reutilizado el condón al darle la vuelta, lo cual deja a los amantes expuestos a los fluidos y posibles parásitos captados durante el uso previo. Además, mucha gente no añadió lubricante extra al preservativo al notarlo algo carente de este. Sin la lubricación adecuada, el condón puede romperse.

Finalmente, varias personas afirmaron haber usado lubricantes a base de aceite con preservativos de látex. El contacto de ambos elementos origina una reacción química capaz de crear agujeros en el látex. Por eso, para ese tipo de condones, se recomienda únicamente lubricantes a base de agua.

 

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