La cocina peruana se consolida cada vez más como un motor de desarrollo, no solo por su diversidad y valor cultural, sino también por su capacidad para generar oportunidades. En ese escenario, el Festival Maestro Cusqueña 2025 reapareció como un espacio estratégico para potenciar propuestas gastronómicas con identidad y conectar a pequeños y medianos emprendedores con un público amplio y exigente.

Tras dos años de pausa, el evento regresó con su segunda edición, el pasado 09 de agosto, reuniendo a más de 50 restaurantes provenientes de distintas regiones del país. En conversación con Diario Ojo, Andrea Ruiz, Brand Manager de Cusqueña en Backus, detalló que la curaduría de esta edición incluyó un proceso de búsqueda en cinco regiones, donde se identificaron más de 350 negocios para finalmente seleccionar a 10 representantes que hoy tienen un espacio destacado en el festival. “Queríamos que esta vitrina sea una oportunidad real para que los consumidores conozcan nuevas propuestas y sabores”, afirmó.

La edición 2025 también incorporó una zona enfocada en emprendimientos con impacto social, donde se ofrecieron productos que van desde el cuidado personal hasta las artesanías. “El objetivo es generar visibilidad para negocios que tienen una propuesta de valor más allá de lo comercial”, explicó Ruiz. Esta diversidad de rubros permite que el festival trascienda lo culinario, sumando experiencias dirigidas a públicos familiares y fomentando un entorno inclusivo y orientado al consumo responsable.

El crecimiento del evento es evidente: mientras que en 2024 atrajo a cerca de 5,000 visitantes diarios, este año se proyecta superar los 6,000. Ese nivel de convocatoria refleja no solo el interés del público por explorar nuevas experiencias gastronómicas, sino también la relevancia de contar con espacios que articulen al ecosistema emprendedor, desde cocineros regionales hasta productores artesanales.

En esa línea, uno de los pilares del festival es la innovación. Este año, se presentó una cerveza sin alcohol que responde al perfil de un consumidor más consciente y orientado a decisiones saludables. “Vemos una evolución en los hábitos de consumo. Hoy las personas buscan disfrutar sin comprometer su bienestar, y por eso lanzamos esta alternativa”, comentó Ruiz. A ello se sumaron actividades como masterclasses de maridaje, diseñadas para enseñar a integrar la cerveza con distintos platos peruanos, reforzando el vínculo entre tradición, producto y experiencia.

Más allá de su formato festivo, este evento busca proyectarse como un evento anual con visión de largo plazo. Su propuesta combina contenido gastronómico, valor empresarial y oportunidades para la innovación. “Queremos seguir conectando al consumidor con nuevas propuestas, incentivar la curiosidad y generar más espacios donde lo local y lo auténtico tengan protagonismo”, concluyó Ruiz.

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