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Con la llegada del, los rayos del sol inciden con mucha más fuerza y agresividad, y a la mayoría nos encanta aprovecharlos para broncearnos y lucir tostados. De hecho, cuando comenzamos a tomar el sol lo más habitual es que nos preocupemos por cuidar nuestra piel, utilizando bloqueador. Pero, ¿cuántas veces nos preocupamos por la salud de nuestros ojos?.

“Lo cierto es que los ojos se convierten en uno de los órganos a los que menos atención prestamos, especialmente en los meses de  a pesar que durante esta estación suelen existir determinados elementos que los afectan de forma directa”, nos comenta la Dra. Verónica Talavera, Directora Ejecutiva de la Clínica de Ojos Opeluce. Uno de los problemas más frecuentes que el sol puede originar en los ojos es la queratitis, muy parecida a la patología que sufren los soldadores, y que “se manifiesta cuando después de un largo rato tomando el se nos queda el ojo irritado debido a la inflamación de la córnea.También suele ser habitual la aparición de conjuntivitis.

Otros daños no tan directos pero sí acumulativos con el paso del tiempo son las cataratas o la degeneración macular asociada a la edad, esta última directamente relacionada con la falta de vitaminas y los efectos de la radiación solar. En este punto, la doctora insiste en la importancia deproteger los ojos, independientemente de la edad, con gafas de  adecuadas para ello.

A este respecto, Talavera ha querido desterrar un mito:el de que las personas con ojos claros son más susceptibles a este tipo de problemas: “Estos pacientes son mucho más sensibles a la luz que quienes tienen los ojos de colores oscuros, pero eso no significa que sufran más daños. De hecho, tienden a protegerse más del  al notar mayores molestias en la visión y, por consiguiente, previenen mejor las patologías”.

El cloro presente en las piscinas también es uno de los enemigos veraniegos de la vista. Talavera explica que se trata de un desinfectante muy irritante, ya que está compuesto de cloraminas, unas sustancias altamente tóxicas. El contacto continuado y directo con este líquido suele derivar en conjuntivitis. “Todas las piscinas deberían tener agua con sales minerales, ya que los ojos la toleran mucho mejor al ser parecida a nuestros líquidos, como podemos comprobar al llorar”, sostiene. 

En cualquier caso, siempre es recomendable el uso de gafas de natación, sobre todo en niños, ya que son los que más tiempo pasan bañándose y bajo el agua.

Tampoco es aconsejable bañarse en el agua con lentes de contacto, ya que pueden causar infecciones al contaminarse con hongos y/o bacterias. Lo mejor en estos casos es quitarlas antes de ir al agua o incluso antes de ir a la playa o piscina.

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