Un choque nunca avisa, y aunque el conductor salga ileso, lo que haga en los primeros minutos y días puede ahorrarle miles en reparaciones o seguros. Estos son algunos de los errores más frecuentes que muchos conductores cometen sin darse cuenta.

REVISIÓN. Tras un impacto, la mayoría revisa solo lo que está a la vista. Pero las fugas debajo del vehículo, ruidos al girar el volante o vibraciones al frenar pueden indicar daños en la dirección o la suspensión que no siempre son evidentes

ENCENDIDO. Encender el auto sin una verificación previa del motor puede ser riesgoso. Si el radiador o el cárter están dañados, se corre el riesgo de fundir el motor. Antes de girar la llave, se deben revisar fluidos y buscar señales de sobrecalentamiento.

ALINEACIÓN. Después de un choque leve, muchos ignoran la alineación del tren delantero. Una suspensión desalineada desgasta los neumáticos en pocas semanas y compromete la estabilidad del vehículo. Siempre debe pedirse alineación y balanceo.

REGISTRO. Omitir fotos y anotaciones detalladas al momento del accidente es un error costoso. Las aseguradoras analizan cada detalle visible. Documentar con buena luz, múltiples ángulos y desde el primer momento es importante para una pericia favorable.

INDICIOS. Muchos no prestan atención a lo que huelen o escuchan después de un accidente. Olor a quemado, zumbidos nuevos o chillidos en los frenos son pistas clave. Lo sensorial puede detectar fallas antes de que aparezcan en el escáner.

REPUESTOS. Aceptar repuestos “compatibles” sin saber su origen puede arruinar el vehículo. Muchos talleres colocan piezas usadas o de baja calidad para abaratar. Exigir repuestos originales o al menos certificados, con garantía, marca la diferencia.

Un golpe leve puede dañar la batería. Verificar tensión, corrosión y fijación antes de descartarla si aparecen fallos eléctricos tras el choque.

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