"Día de las Madres, el día para celebrar a alguien que admiras, le regalas flores y le dices lo mucho que la quieres. Día de las madres, el primero en el que no va a estar mi mamá.

Y entonces me doy cuenta que nunca más voy a celebrar este día. Que nunca más voy a tener a alguien a quien hablarle, darle una flor o decirle lo mucho que la quiero en este día. Ya no tengo a esa persona que me cuidó por 18 años, que me curó las veces que me raspaba las rodillas o que me hacía de comer cuando llegaba de la escuela. Ya no está la persona a la que le cantaba en cada festival del día de las madres, o a la que le hacía regalos en el kinder.

Me acuerdo de esas canciones que cantaba cuando tenía 6 o 7 años. “Hoy tengo que decirte mamá, te quiero mas que a nadie…” y pensar que no habrá otro día en que pueda cantarle. O que le pueda pedir un consejo o vayamos de compras.

Me doy cuenta que nunca más voy a poderle decir a alguien “mamá”.

Pero siempre me voy a llamar “hija”, porque a pesar de que ella ya no esté, yo si estoy. A veces estoy a la mitad, a veces ni eso, pero sigo aquí porque quiero y porque soy hija de mi mamá.

Que mi mamá ya no esté aquí es algo que yo nunca decidí, nadie lo decidió. Pero que yo siga aquí, que yo sea su hija y que viva mi vida con ese orgullo y ese recuerdo es algo que he decidido. Decido seguir adelante, decido recordarla y hacerla sentir orgullosa. Decido llorar el día de las madres, pero también sonreír porque tuve una de las mejores mamás que alguien pueda tener. He decidido cantarle aunque no me escuche, regalarme flores por ser su hija y recordar siempre que ella me enseñó a sonreír a pesar de la tristeza.

Ya no tengo mamá, pero siempre voy a ser su hija.

Ya no te tengo, y a pesar de eso, aquí estoy."

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