¡Padres no discutan frente a sus hijos!
¡Padres no discutan frente a sus hijos!

Cuando se discute con la pareja dentro del  se debe alejar a los niños de esa situación,  ya que puede repercutir en  su comportamientos  actual o futuro. Los ejemplos más claros son las situaciones en que el menor se hace la pichi en la cama o  se chupar el dedo. Otro caso, se da con los desajustes con la comida, señal de cierto rechazo ante los actos sociales. Al niño de cualquier edad le asusta mucho ver discutir a sus padres. Siente que pisa un terreno poco firme y eso le produce nerviosismo, tristeza e inseguridad. A continuación, veremos cómo manifiesta su temor y su angustia en las diferentes etapas del desarrollo.

0-18 MESES. Cuando aún no habla, se muestra irritable y nervioso después de la , tiene dificultades para conciliar el sueño y se despierta a menudo por la noche. Incluso aunque los padres hayan hecho las paces, él desconoce el alcance de la discusión y siente su mundo inestable.

18 MESES - AÑOS.A partir de los 18 meses toma conciencia de la repercusión de sus actos y puede ponerse a llorar o a gritar durante la discusión. Adopta esta conducta tan llamativa para acaparar la atención de sus padres e intentar que dejen de reñir.

A PARTIR DE 3 AÑOS. Cuando es mayorcito puede protestar por tener que acudir a la guardería o al colegio. Piensa: ¿qué pasará si no estoy? y se erige como guardián de la estabilidad de su casa.

Para intentar evitar estas consecuencias la pareja debe aprender  para manejar las discrepancias y llegar a acuerdos (siempre a solas los dos) sobre los temas importantes. Sólo así podrán ofrecer al pequeño el entorno de tolerancia y respeto mutuo que, seguro, desean para él.

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