Los peores tipos de jefes (parte I)
Los peores tipos de jefes (parte I)

Se dice que hay de todo en la viña del Señor. Lo mismo se aplica a las empresas. Nunca sabes cómo será el jefe que te tocará, por lo que aprender a tratar con él o ella podría convertirse en una verdadera pesadilla. No temas, aquí te damos algunas pautas para que identifiques al tipo de jefe que tienes o puedes llegar a tener y sepas lidiar con esa persona.

  1. El que tiene complejo de superioridad. No desaprovecha ninguna oportunidad para mandar callar a alguien. Tiene una personalidad provocadora. En muchos casos, le gusta que se dirijan a él de manera muy respetuosa. Además, casi siempre piensa que tiene la razón y cree que sus ideas son geniales. También puede que -como se dice vulgarmente- agarre de punto a alguien y se divierta torturándolo. Si no quieres problemas, lo mejor que puedes hacer es mostrarte siempre ocupada y concentrada para que pases desapercibida ante sus ojos. Sin embargo, tarde o temprano es probable que surja un desencuentro con esa persona. Puedes intentar un reclamo colectivo con otros compañeros ante su superior. No obstante, la mejor opción para evitar problemas es pedir tu traslado a otra área ajena a su control o buscar otro empleo.
  2. El advenedizo. Da la impresión que no sabe cómo llegó a dónde está. Este jefe es posiblemente un empleado de la compañía que fue promovido sin tener la formación suficiente para hacerse cargo del puesto. Habla mucho de mejorar el desempeño sin saber bien cómo lograrlo y es posible que sus trabajadores se burlen de él a sus espaldas, a pesar de que en realidad sea muy trabajador. Así es, este jefe intenta aprender e incluso redimirse si comete errores. Es por eso que es tan fácil llevarse bien con él. Ofrécele tu apoyo y si este es realmente útil incluso podrías convertirte en su amigo. Eso sí, no esperes que sea demasido indulgente contigo, pues tiene una reputación que forjar. Más allá de ello, si le das tiempo, tal vez se convierta en un buen líder.
  3. El ambicioso. En teoría, es el ideal. Por un lado, se tiene suficiente confianza como para manejar los problemas o hacer creer que la compañía podrá salir airosa de ellos, pero su mente solo piensa en una cosa: éxito. Por ello, debes tener cuidado con su ambición. Si piensa que te interpones entre él y sus objetivos, hará lo que sea necesario para quitarte del medio. Es un poco maquiavélico, también puede llegar a convertirse en una suerte de dictador. En esta categoría también entran aquellos jefes que han dejado su vida personal de lado para entregarse por completo al trabajo. Por lo tanto, esperan lo mismo de sus empleados. Consejo: ten claras tus prioridades. Si lo único que deseas es éxito material y profesional, tal vez sea un buen mentor, aunque el precio a pagar es alto.

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