Desde que se sabe que la puede traer problemas para la salud, la palabra “grasas” en la dieta se ha vuelto muy temerosa. Pero, ¿acaso todas las grasas son iguales? Definitivamente, no. Tampoco es del todo acertado hablar de grasas buenas o malas porque aún las grasas saturadas y el colesterol, que solemos llamar grasas malas, deben estar presentes en nuestra dieta.

Del total de calorías que se consumen en una dieta saludable, 30% puede ser de grasa y, de este porcentaje, el 10% deberá ser grasa saturada que, además, suelen ser fuente de colesterol. El porcentaje restante deberá ser grasa monoinsaturada (omega 9) y poliinsaturada (omega 6 y omega 3). Estas últimas son reconocidas como grasas buenas.

Una forma sencilla de reconocer las grasas buenas es porque de ellas se pueden extraer aceites, como el de oliva, ajonjolí, etc., excepto del coco y la palma de los cuales se extrae aceite que es grasa saturada.

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