El motor siempre avisa cuando algo empieza a fallar. Reconocer esas señales ayuda a evitar daños serios y cuidar el carro a largo plazo. No se trata de ser experto, basta con estar atento a lo que el vehículo muestra en el día a día para actuar a tiempo.

FUGAS. Cuando aparecen manchas bajo el carro al estacionar, es probable que algo esté mal. Las pérdidas de aceite, agua o refrigerante avisan que el motor podría estar trabajando con menos protección o enfriamiento de lo debido. Es mejor revisarlo cuanto antes.

TEMPERATURA. Si la aguja sube más de lo normal mientras se maneja, el motor podría estar forzándose demasiado. Esto puede desgastar piezas internas, dañar la culata o incluso dejar al conductor varado si se sigue avanzando sin detenerse.

ACEITE. Cuando el motor baja el nivel de aceite constantemente, sin fugas visibles, puede estar quemándolo internamente. Esto genera desgaste en pistones, aros o cilindros. Ignorarlo solo agrava el problema con el tiempo.

HUMO. El humo que sale del escape dice mucho sobre la salud del motor. Si es azulado, podría estar quemando aceite. Si es negro, puede haber exceso de gasolina. En ambos casos, conviene hacer una revisión para evitar daños mayores.

ENCENDIDO. Si el carro demora en prender, suena débil o necesita varios intentos para arrancar, algo no está funcionando bien. Puede haber desgaste en las bujías, el motor de arranque o incluso baja compresión. Son señales que no conviene pasar por alto.

RUIDOS. Golpes o sonidos extraños al encender o acelerar suelen indicar desgaste en piezas internas o falta de lubricación. También pueden deberse a correas flojas o problemas con el sistema de distribución. Escuchar el motor es una forma de anticiparse.

PÉRDIDA DE FUERZA. Cuando el carro ya no responde como antes al pisar el acelerador, puede haber fallos en el sistema de admisión, inyectores sucios o un desgaste general. Esa falta de fuerza suele notarse al subir pendientes o al adelantar.

VIBRACIONES. Un motor que tiembla más de lo normal, sobre todo en ralentí, puede tener bujías desgastadas, soportes vencidos o una mezcla mal regulada. Aunque parezca leve, esa vibración constante desgasta otras partes del vehículo.

Un gasto de gasolina más alto puede deberse a fallas en sensores, inyectores o mala combustión que afectan el rendimiento del motor.

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