Según la más reciente Evaluación Nacional de Logros de Aprendizaje (ENLA 2024), apenas el 32,8 % de los estudiantes de cuarto grado de primaria logró un nivel satisfactorio en lectura. La situación se vuelve aún más crítica en secundaria, donde solo entre el 4,1 % y el 6,6 % de los alumnos de segundo grado alcanza ese nivel.
Esta problemática se agrava con profundas brechas según el entorno y la condición socioeconómica. Mientras en zonas urbanas el porcentaje de logro llega al 35,8 %, en áreas rurales cae al 17,3 %. Las diferencias por nivel económico también son marcadas: un 59,5 % de los estudiantes de estrato alto logra resultados adecuados, frente a solo el 40 % y el 25 % en los niveles bajo y muy bajo, respectivamente.
Frente a este panorama, los expertos coinciden en que la clave está en iniciar la comprensión lectora desde los primeros años de vida. Luis Chiba, Director Ejecutivo de Kumon Perú, destaca que el contacto temprano con la lectura permite desarrollar habilidades fundamentales como el lenguaje, la concentración y el pensamiento crítico. “El aprendizaje lector debe comenzar desde la infancia, no como una obligación escolar, sino como un hábito placentero que se construye día a día”, indica.
Iniciar este proceso no requiere grandes recursos, pero sí constancia y acompañamiento adecuado. Algunas recomendaciones útiles para fomentar la comprensión lectora desde la primera infancia incluyen:
· Leer en voz alta a los niños desde los 2 o 3 años, con cuentos cortos, imágenes llamativas y lenguaje sencillo.
· Establecer rutinas diarias de lectura, incluso por solo 10 o 15 minutos, para crear el hábito.
· Conversar sobre lo leído, haciendo preguntas simples como “¿Qué pasó en la historia?” o “¿Qué te gustó más?”, para estimular la interpretación y la reflexión.
· Ofrecer libros adecuados para su edad, con temáticas que conecten con sus intereses y que evolucionen en dificultad conforme avancen.
· Evitar corregir o presionar al niño si no comprende algo de inmediato; el objetivo es que disfrute y se sienta motivado a seguir leyendo.
Programas como el de Kumon ofrecen una estructura que acompaña este proceso desde los 4 años, con materiales diseñados para el desarrollo progresivo de la lectura, desde el reconocimiento de palabras hasta textos más complejos. La metodología individualizada permite que cada niño avance a su propio ritmo, fortaleciendo su confianza y su autonomía.
El impacto de estas acciones trasciende el área de comunicación. Comprender lo que se lee también influye directamente en el rendimiento en matemáticas, ciencias y otras materias. De hecho, el mismo informe de la ENLA 2024 muestra que solo el 29,5 % de los alumnos de cuarto grado logró un nivel adecuado en matemáticas, y una de las razones es la dificultad para interpretar los enunciados de los problemas.
Por ello, apostar por la lectura temprana no solo es una estrategia educativa, sino también una herramienta clave para cerrar brechas estructurales en el país. Aunque regiones como Loreto muestran resultados preocupantes, con solo un 12,8 % de logro satisfactorio en comprensión lectora, las experiencias exitosas demuestran que es posible revertir esta situación con compromiso, materiales adecuados y un enfoque centrado en el desarrollo individual de cada niño.
Leer desde pequeños no es solo aprender a leer: es abrir la puerta al conocimiento, mejorar el rendimiento escolar y construir mejores oportunidades para el futuro.
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