Los snacks ayudan a controlar la glucosa en sangre e insulina, y con eso lograr controlar el apetito, generar sensación de saciedad y evitar comer de más. Además, te dan energía sostenida y mejor distribuida durante el día.
Las meriendas deben ser ricas en fibra y proteínas. Otra opción es que sean fuentes de grasas saludables.
La composición de tu merienda va a depender del objetivo que tengas: ganar peso, perder peso, incrementar masa muscular, etc. Comer porciones pequeñas cada 3 o 4 horas puede ayudarte a metabolizar la grasa de mejor manera, ya que si cada cierto tiempo le damos comida, nuestro organismo no va a tener la sensación de reservar energía.
¿Qué comer como merienda?
Algunos ejemplos pueden ser: una manzana y un puñado de frutos secos como pecanas, almendras, nueces. La combinación de una fruta, que es fuente de carbohidratos saludables que aporta energía, y las grasas de los frutos secos genera mayor sensación de saciedad y, durante mayor tiempo, las grasas van a hacer que la velocidad de absorción de la fruta sea más lenta.
Un huevo duro o pasado, un vaso de yogur descremado y sin azúcar, verduras en bastones, como por ejemplo apio crudo en bastones con ¼ de taza de guacamole.
Siempre recomiendo darle prioridad a alimentos de fuentes naturales contra los que han pasado por procesos de la industria alimentaria, así no caemos en el riesgo de que sean productos altos en sodio, grasas o azúcar.
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