Los procesos de requieren de nutrientes y de cuidado en los estilos de vida. Una persona que no tiene calidad de sueño, indistintamente de la edad, puede tener afectada su capacidad de memoria. Otros factores como la ansiedad, el estrés y el alto consumo de grasa animal también tienen un efecto negativo.

De hecho, hay trastornos como el déficit de atención que por no concentrarse dificulta la retención de información. A veces, puede requerir medicación, pero mejora la memoria.

Y si hablamos de lo que está a nuestro alcance para fortalecer la memoria debemos consumir alimentos que favorecen la buena circulación sanguínea como el omega 3 del pescado, las fresas y el arándano. Asimismo, asegurar buenas fuentes de hierro, alimentos de hojas verdes e incluir alimentos fuente de fosfolípidos como la yema del huevo y el maní.

Finalmente, la memoria requiere de entrenamiento, es decir utilizar cognitivamente el cerebro con actividades como leer, ejercicios matemáticos, juegos de mesa y conversar temas que demandan un análisis y esfuerzo mental.

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